Viejos y niños
yacen en las calles
de todas las ciudades.
Sus corazones claman
y vierten lágrimas
cual manantiales
día y noche.
Gritos en silencio,
miradas perdidas
vidas que desfallecen
de soledad, angustia,
dolor, frío, hambre.
Vidas que se apagan
Cada segundo
En la entrada
De todas las calles
Caminan en tinieblas
como los muertos
de mucho tiempo.
Derramando sus almas
en el regazo de las calles.
Grande como el mar
es su soledad,
su sufrimiento.
Cercados por todos lados,
no pueden salir
Sus cadenas son pesadas.
Sus ojos destilan
y no cesan
porque no hay alivio
en las calles.
Autor: Dr. Juan de Dios Aceituno V.
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